Largos periodos de espera para la reposición o adquisición de un activo necesario para la empresa. Los tiempos con los que se debe generar el pedido sumados a la espera hasta la llegada del activo; reducen considerablemente la productividad del área que realiza la solicitud.
Compras reiteradas del mismo activo por no contar con un sistema de control de stock eficiente. Al no existir una certeza de los ítems disponibles, se generan innecesarias de artículos con los que todavía se cuenta produciéndose costos de almacenaje que la empresa podría evitar.
Pago de multas que las empresas deben asumir por falta de alertas oportunas que les permitan afrontar a tiempo sus compromisos con proveedores, clientes e instituciones. Llega el ultimo día y la empresa recién le da la importancia debida a esta situación.
Renovaciones de contratos de productos y servicios que ya no generan un valor significativo a la empresa. Por el trajín del día a día y la falta de avisos que permitan evaluar con tiempo los contratos asumidos, se generan renovaciones innecesarias que la empresa debe asumir a pesar de ya no verse beneficiada por estos.